viernes, 26 de abril de 2024
   
 
5/10/2016
     
Parche

El envío de Gendarmes a la provincia está claro que no es ninguna solución de largo plazo, pero si una herramienta indispensable ante otra ola de inseguridad. Los problemas de Bullrich con Vidal y el Presidente. Experiencias previas. Policías locales. La data de Berni.

   Ya el año pasado, a dias de asumir, Christian Ritondo percibió un problema que terminó de resolverse recién esta semana. El propio Presidente tuvo que ordenarle a Patricia Bullrich que cumpliera de manera urgente con un viejo pedido de la Gobernadora: el envío de gendarmes a la Provincia. Las diferencias empezaron antes de la Navidad pasada. Sergio Berni le dijo  al Ministro de Seguridad de la Provincia que dejaba en el terrritorio 6.500 efectivos de la fuerza pero en el recuento a cargo de las nuevas autoridades nunca hubo mas de 2500. Los otros 4000,  por decisión de Bullrich y Burzaco fueron regresados a la fronteras, su lugar de origen.

   Los responsables de la Seguridad a nivel nacional tienen cómo objetivo principal la pelea contra el narcotráfico y en ese esquema la prioridad para Gendarmería no son los centros urbanos. Puede ser una causa atendible, pero no acordar una política común con Provincia cuando Vidal enfrenta una pelea clave contra la corrupción de la Bonaerense y el delito es siempre creciente no es muy sencillo de explicar. La Gobernadora y la Ministra ya habían tenido diferencias  el pasado agosto con un corte de sobre el Puente Pueyrredon. Fiel a su estilo - mal no le ha ido - Vidal ordenó buscar una solución dialogada. Bullrich eligió el camino inverso y terminó reprimiendo a jubilados de mas de 70 años. La decisión de ayer, motivada por una llamada personal del propio Macri, vuelve a colocarla en un lugar incómodo donde también reaparecieron sus diferencias con Marcos Peña. 

   La explicación que da el Ministerio de Seguridad de la Nación al retiro de Gendarmes es que esos efectivos fueron reemplazados por los policías municipales. Versión parcialmente cierta. Es verdad  que muchos distritos tienen desde finales del año pasado una nueva fuerza, pero  hay otros cómo Lanús  donde nunca existió  y es uno de los sitios con mayor nivel de criminalidad. Las ruidosas críticas de ayer contra Diaz Pérez, el ex intendente FPV,  hoy se trasladan con la misma ansiedad  a Nestor Grindetti (PRO). El otro agregado que el Ministerio de Bullrich no contabiliza es el siguiente: Los propios intendentes indican que salvo excepciones  ( Vicente López y Ezeiza) el nivel de preparación de los nuevos policías es demasiado precario y con escasa eficacia al momento de enfrentar el delito. 

   En la coyuntura la llegada de Gendarmería siempre es un dato tranquilizador que  al corto tiempo  termina siempre funcionando como un placebo. Creemos que sirve para curar pero apenas disimula la realidad. Daniel Scioli en Buenos Aires y Antonio Bonfatti en Santa Fe pueden dar cuenta de ello. Los problemas son repetidos:  Efectivos trasladados de sus lugares de origen a territorios que no conocen, alojados de manera llamativamente precaria y con salarios que no permiten ninguna diferencia económica.  Por ley tampoco tienen demasiado margen de acción mas allá de requisas y traslado a la Bonaerense de hechos que consideren potencialmente delictivos. 

   La experiencia de gendarmes en el Gran Rosario y el Conurbano es similar:  Positiva en un breve lapso inicial y diluída luego en muy poco tiempo.  La disminución del delito, en ninguno de los casos, se mantuvo  mas allá de tres o cuatro meses. La pelea contra la inseguridad, se sabe, es mucho mas compleja. Pasa por una sociedad mas inclusiva, con mejores leyes y fuerzas de seguridad con menor nivel de corrupción. Mientras tanto, que vengan los gendarmes.