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sábado, 21 de diciembre de 2024 |
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Ella decide
De Cristina Fernández depende. Si elige amplitud y diálogo podrá conducir lo diverso. Si el camino repetido es privilegiar a La Cámpora se acentuará la división y Macri será el principal beneficiario.
Las señales no son optimistas. El "Cuervo" Larroque está enojado con Diego Bossio porque se reunió con Sergio Massa en Pinamar y las primeras marchas contra el Gobierno de Macri tuvieron cómo principal eje convocante a Martín Sabbatella y Nuevo Encuentro. Mucho de cristinismo y poco y nada de lo demás. La ex presidenta no ha hablado desde que se fue del poder hace un mes salvo alguna irrupción tuitera y dos llamados intempestivos a Pichetto y Ottavis nunca oficializados. En el primer caso para unificar posiciones en el rechazo a la designación por decreto de dos jueces de la Corte y el segundo para no habilitar el quorum al tratamiento del Presupuesto en la Legislatura bonaerense.
Nadie conoce hoy el futuro del FPV. Pero está claro que no se puede repetir el liderazgo con mano de hierra que marcó al peronismo los últimos 5 años. CFK lo logró desde su notoria ascendencia personal pero básicamente desde el poder y con el respaldo de millones de votos. Hoy la situación es otra. La ex presidenta está en Calafate, Daniel Scioli perdió y quién gobierna es Mauricio Macri. En este contexto se angosta notoriamente lo que era la ancha franja del si-cristinismo.
Los intendentes ganadores del conurbano (Katopodis, Julio Pereyra, Descalzo, Nardini, Insaurralde, Cascallares, Zabaleta y demás) lo hicieron en un marco de adversidad notoria donde perdieron la Gobernación y el pais. Hoy no aceptan ninguna jefatura caída desde el cielo o Santa Cruz. Debaten lo que sea necesario pero sin imposiciones. En el resto del país sucede lo mismo. Omar Perotti ganó la senaduría de Santa Fe contra Binner y Reutemann, cómo no reclamar un espacio donde escuchar y ser escuchado? En Entre Ríos, La Pampa. Tucumán, Catamarca, Misiones, Chaco, San Juan, Formosa y Santiago del Estero ocurre lo mismo. Ni hablar de la histórica secesión de puntanos y cordobeses. Idéntico planteo desde el lado gremial. Frente al Gobierno de Cambiemos necesitan la unidad propia y mucho diálogo con el Pj. Buscan respaldo y apoyo, pero basta de obediencia debida.
Este espacio no se siente contenido hoy por la conducción de la ex presidenta. Se reconoce su liderazgo, imagen, final con una multitud en la plaza y el manejo de un aparato importante, pero si no hay mayor horizontalidad no alcanza. El cristinismo en estado puro -básicamente La Cámpora y alguna otra agrupación- controla la provincia de Santa Cruz, tiene una presencia importante pero no mayoritaria en Diputados y Senadores, parte de la Legislatura bonaerense y algunas intendencias a lo largo del país cómo Ushuaia, San Antonio de Areco y Malvinas Argentinas. No es poco, pero tampoco puede volcar por si mismo ninguna negociación.
Cristina en el último tramo de su gestión impuso a Héctor Recalde cómo Jefe de Bloque en la Cámara Baja, a Echegaray en la Auditoria, Ottavis -antes de Xipolitakis- en La Plata y a Julián Alvarez y Juan Carlos Forlón, amigo de Máximo, cómo Auditores de la Nación. Esto es lo que el resto del peronismo no quiere. Designaciones verticales y siempre camporistas, que por otro lado, salvo alguna mínima excepción, se han mostrado incapaces de ganar alguna elección en algun estamento.
Juan Abal Medina dijo que para ganarle a Macri el peronismo debe entretejer un arco de unidad que vaya dese Massa a Cristina Fernández. Tan cierto cómo imposible. Puede la ex presidenta estar decidida a encarar una etapa sin privilegios para nadie y con espacios para el aporte de los que piensan distinto? No es sencillo imaginarlo. En el ejercicio del poder no lo hizo nunca.
Si el camino elegido es el mismo, solo tendrá el acompañamiento de sus fieles y eso tiene gusto a poco. Un peronismo unido signfica que no haya censores y que nadie se enoje. Si se entiende, se podrá conducir lo diverso y numeroso. Si ocurre lo previsible el peronismo habrá de dividirse entre el PJ histórico (gobernadores e intendentes) y el cristi-camporismo de siempre. A eso deberá agregarse un massismo que viaja a Davos pero quiere volver al peronismo y dos veteranos antikirchneristas cómo De la Sota y Rodriguez Saa. Este escenario resulta ser el mas funcional a Cambiemos y el Ejecutivo. El peronismo unido es una amenaza, partido en cuatro es ideal para negociar y acordar. Cristina tiene la palabra.
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