viernes, 26 de abril de 2024
   
 
26/2/2015
     
Chau Coqui

Pronunciado desgaste, caida de expectativas y presuntas políticas preventivas: Tres factores que determinaron la muy previsible salida de Capitanich del Gabinete. Aníbal en su mejor momento. Scioli con buenas noticias. Wado apunta a octubre.

    

      La idea no explicitada por  las partes fue que la Jefatura de Gabinete era el lugar desde donde Capitanich tenía que convertirse en una alternativa presidencial de kirchnerismo puro frente a Daniel Scioli.  Nunca funcionó. La exposición permanente nunca paga bien. El ex gobernador del Chaco quedó entrampado en su promesa inicial, acicateada por el largo mudismo de Juan Manuel Abal Medina  y no supo resolver  el tema. Comunicar bien, cómo otras cuestiones, es para pocos.

     De manera inversa, mas profundizaba su discurso y menos posibilidades se generaban en su derredor para ser un precandidato con alguna chance. Tal vez  Capitanich no haya manejado mal la JGM. Está considerado un buen administrador. Pero puertas afuera todo salió mal. Romper Clarín en cámara fue la última boutade y colocó su salida en tiempo de descuento.

     A un proyecto nacional que nunca arrancó,  sumó la particular situación de su provincia.  En el Chaco sigue siendo un referente política imprescindible y solo su presencia garantiza una buena elección frente a la oposición. Por eso, sin destino presidencial y machucado en la función pública,  apura su regreso a Resistencia. Desde allí intentará salvar la ropa del peronismo provincial.  En la sumatoria de cuestiones que determinaron su partida hay un agregado. Algunos sugirieron que el chaqueño podía ser el tercero en cuestión en las escuchas donde participaba D´Elía. Casi imposible porque su ingreso al Gobierno nacional data de poco mas de un año atrás. De todos modos, el contundente fallo de Daniel Rafecas que se conoció un rato antes, desestimando completamente la denuncia de Nisman, trajo un enorme alivio al Gobierno y colocó  la información sobre el tema en un lugar secundario. 

     Su salida soluciona además un problema de comunicación del oficialismo. Aníbal Fernández llegó a la Secretaria General para paliar en parte lo magro del mensaje de Capitanich pero tampoco era demasiado lógico el amontonamiento de ambos entre las 7 y las 8 de la mañana. El nuevo Jefe de Gabinete es unánimente reconocido cómo muy eficiente en su rol. Reconocido por propios y ajenos. No son comunes los elogios entre pares y con Fernández sucede.  Hasta Ernesto Sánz, no sin ironía, dijo que le gustaría tenerlo entre los suyos.  Aníbal muestra siempre una cuota infrecuente de  barrio y formación académica.

    Con Eduardo De Pedro retorna a la Secretaría General, cómo sucedía con Parrili, un otro yo de la Presidenta. Es un lugar sensible y clave en materia de organización y recursos. Y La Cámpora suma su segundo cuadro al Gabinete. En teoría debería agregarse a la Ministra de Seguridad Cecilia Rodriguez, la desconocida, pero la opacidad de su gestión la margina de la foto.

    Daniel Scioli no es ajeno ni mucho menos a estos cambios. Con Capitanich rumbo a Resistencia hay un competidor menos en plaza. Y tampoco fue reemplazado, por ejemplo, por Sergio Urribarri o Julián Dominguez. Cerca de ambos, en algún momento, se imaginó que la Jefatura de Gabinete podía ser una marquesina mas luminosa en función de otros sueños. Aníbal Fernández dijo siempre que no se bajaba de ninguna pelea, pero también es cierto que desde hace rato mantiene una relación cuidada y cercana con el Gobernador.

     De Pedro es otra buena noticia en La Plata. "Wado" fue el primer camporista en acercarse a Scioli y desde un estilo muy cuidado en las formas establecieron ambos un muy buen vínculo.