martes, 23 de abril de 2024
   
 
28/8/2014
     
Paradojas

Moyano y Barrionuevo, otra prueba de poderío gremial ahora compartido con la izquierda mas combativa, pero la imposibilidad de siempre al intentar construir poder político propio

  

     Las fotos representan siempre un momento que se  se congela y la vida en general se parece mas a una película. Por eso los análisis realizados a partir de una imagen detenida no son siempre los mas adecuados. Sin embargo, esta foto sirve para preguntarse justamente  cuatro cuestiones claves:

           ---- Cuando comenzó este tránsito político de Moyano que lo llevo de ser el primer kirchnerista a socio de Luis Barrionuevo?

           ---- Que causas explican el error político serio del Gobierno de CFK de decidir confrontar con el dirigente camionero en tiempos donde se terminó la bonanza económica?

           ---- Un paro que no fue  un "parito" pero tampoco  "parazo",  tiene consecuencias políticas concretas en la carrera del año que viene?

           ---- El notorio crecimiento del PO y la izquierda mas dura en cada una de  las medidas de fuerza de este año, cuanto complican la histórica hegemonía peronista en el control de los sindicatos?



      El divorcio comenzó en el último acto compartido, durante el primer mandato de CFK y cuando Moyano dijo que el movimiento obrero tenía derecho  a imaginarse que en algún momento -no demasiado lejano- uno de los suyos accedería a la presidencia de la Nación.  La Presidenta reacción mal por dos motivos:

                                                       1) Mas allá de interpretaciones, por considerarse ella misma una representante de los trabajadores. Y estaba claro que el jefe de la CGT hablaba de otra cosa. De una pertenencia orgánica al movimiento obrero, no del origen proletario de la Presidenta a partir de un padre colectivero y una madre dirigente sindical.

                                                        2) También consideró cómo una amenaza la expresión de deseos moyanista. Ella y Néstor Kirchner no estaban en el poder para cederlo o delegarlo.

        La muerte del ex presidente aceleró la descomposición de una relación que  entre CFK y  el camionero jamás tuvo  la afinidad que si había logrado  Néstor Kirchner con Moyano.  El alejamiento implicó pérdida de poder económico para el Jefe de la CGT y hasta le representó algún tipo de inconveniente judicial. También resignó  a Héctor Recalde, su histórico abogado. Pero en términos  de  poder también perdió mucho la Presidenta. Luego de su rotunda victora en octubre del 2011 Cristina Fernández hablaba de estrechar lazos con el empresariado nacional y hubo un momento -par de meses- de muy buen diálogo con la UIA y otros sectores. Parecía lógico. Si la alianza con la CGT había sido un soporte clave de los primeros años y ahora había terminado, lo mas natural era buscar otro marco de acuerdos y nuevos socios. Sin embargo, el intento duró poco y aquellos primeros errores llevaron a este extraño presente del gobierno: Chocando con los empresarios por su política económica y la ley de abastecimiento y soportando una huelga de la mitad de la CGT y la mitad de la CTA.

                 El tercer punto es fundamental. Si bien es cierto que el funcionamiento de colectivos menguó mucho los efectos del paro, la pregunta esta vigente siempre: Que puede hacer la CGT moyanista en materia electoral con esta capacidad de movilización demostrada?
                 Parecería que mucho, pero la realidad es menos optimista y los ejemplos son varios en los últimos años. El indudable peso político de los gremios para movilizarse, negociar paritarias, garantir la paz social,  no encuentra  hasta acá el camino adecuado para conformar una estructura electoral propia.

                 Hugo Moyano, natural de Mar del Plata, fue durante años el segundo de Scioli en el peronismo bonaerense y nunca pudo crecer cómo dirigente. Mas aún, durante un tiempo quedó incluso al frente del partido y tampoco desde allí pudo superar la  y resistencia y frialdad de los intendentes del conurbano.

                 Guillermo Pereyra es su segundo en la CGT. Dirigente de mucho peso en los petroleros y afiliado al Movimiento Popular Neuquino intentó el domingo pasado desafiar al candidato Sapag. La ilusión terminó rápido, reconociendo rápido la victoria del adversario.

                  Momo Venegas es otro de sus aliados. Muy importante cómo dirigente gremial de los trabajadores del campo pero con escasa fortuna a al momento de los intentos electorales.

                 Casi que no existen los aciertos. El año pasado hubo un acercamiento muy  fugaz con Francisco de Narváez y los resultados fueron muy pobres para los dos.

                  Lo de Luis Barrionuevo es similar. Alguna vez pudo alcanzar una breve senaduría por Catamarca pero luego ha perdido siempre en el noreste argentino y en San Martín, su patria adoptiva. Aquí le ganaron todos en su momento: Carlos Brown, Ivoskus o Katopodis. Su indudable poder gremial nunca le alcanzó para convertirse en el dirigente político que siempre se imaginó.

                Lo que viene no será bueno en materia de candidaturas para el gremialismo tradicional. En las listas del FPV podrá haber algún lugar para la Central Obrera de Antonio Caló y poco mas. Del lado de Massa habrá que ver, pero el Frente Renovador tiene muy en claro que hasta aquí ninguna presencia sindical suma nada en materia de apoyo electoral. Este es el dilema moyanista. Si se buscan acuerdos con lo candidatos de peso, la oferta es mínima.  Y si la apuesta es ir solos, lo que se recoge es muy poco o nada.

          La que resulta diferente es la situación de los dirigentes provenientes de la izquierda mas dura. Particularmente el Partido Obrero ha tenido logros  impensados con bancas para Marcelo Ramal, Pitrola, Del Cagno (Mendoza) o los diputados electos en Salta. Los dos primeros hace mucho que tienen participación en todos los conflictos de Capital y el Gran Buenos Aires, pero haber conseguido bancas en sociedades tradicionales y conservadoras cómo Mendoza y Salta no deja de ser llamativo. Funcionan mejor electoralmente los candidatos de la Izquierda mas combativa que los conocidos dirigentes gremiales del peronismo?  Por los último resultados parecería que si. A que obedece?  Puede ser por su discurso mas contestario o por su historia personal. En contra de ellos no se conocen hasta aquí denuncias por corrupción o enriquecimiento ilícito.  2015 es una prueba. Habrá que ver si se consolida esta nueva forma de crecer electoralmenrte desde la militancia gremial o si la experiencia se agota con lo del año pasado.