martes, 23 de abril de 2024
   
 
26/6/2014
     
Fracaso anunciado

Tal cual se esperaba, la ley de policias municipales no pudo salir de su pantano y el proyecto se frustra definitivamente con el envío de hoy a Comisión. Ganadores y perdedores luego de la decisión de los senadores oficialistas .

 


        Es cierto, las  frustraciones anteriores amortiguaron en parte la derrota política. De tan previsible  parece que lastima menos, pero  es notorio el retroceso oficial en una apuesta que a principios de año parecía fundamental.También es verdad que hay tantos mirando hoy a Thomas Griesa y Nueva York que cualquier otra cosa parece "tema menor". 

      El golpe, sin embargo, es muy duro. Siempre son un poco maniqueas las listas de ganadores y perdedores, pero en el primer grupo hay que anotar a intendentes renovadores cómo Mario Meoni y Gustavo Posse  y con un perfil más bajo a oficialistas cómo Hugo Curto y Francisco "Barba" Gutiérrez. Por causas diversas ninguno de ellos estuvo de acuerdo nunca con esta ley de policías municipales. Entre los que pagan costos políticos la lista se integra con Gabriel Mariotto, Alejandro Granados y Cristina Fioramonti entre otros.

     Fue muy extraño el recorrido de esta ley que termina fracasando. Tanto que gran parte del oficialismo terminó defendiendo un proyecto que no compartía.  Es mas, con el final escrito, corresponde hasta preguntarse si  no debió  retirarla  en algún momento previo, cuando de tantas modificaciones realizadas ya nadie parecía su responsable.

   A comienzos de año Alejandro Granados imaginó las policías comunales cómo una herramienta central en la pelea por mayor seguridad. Partía de una experiencia propia. En Ezeiza y con una estructura legal apenas municipal había conformado una fuerza propia con resultados globalmente positivos. El Frente Renovador en ese momento acompañó la idea y se debatió en Diputados.  Hasta el día previo a su tratamiento  en el recinto casi no había habido retoques, pero  la Comisión de Derechos Humanos reclamo examinarlo.

    Expresaron allí que en función  de los históricos  abusos de la Policía Bonaerense eran indispensables algunas modificaciones y trabajaron en las mismas legisladores de La Cámpora y el sabatellista Marcelo Saín. Entre los cambios, que no parecieron trascendentes en ese momento para sciolistas y massistas, se estableció:
                                                                                                   a) Los nuevos policias municipales no portarán armas de la institución fuera de su horario de trabajo (alegan que la mayoría de los asesinatos de efectivos de la fuerza se producen cuando estan fuera de servicio y deben repeler hechos delictivos)

                                                                                                    b) La preparación de los efectivos demandará casi dos años, a diferencia de la Vucetich donde egresan a los 6 meses,  y eso encarecerá muchísimo los costos de cada municipio,


                                                                                                      c) El pago de los salarios no sera deducido directamente de la coparticipación provincial sino de una partida especial. Razonablemente los intendentes temen que en algún momento no estén los fondos disponibles y eso generaría una situación de  mucha tensión con los efectivos.


                                                                                                        d) La nueva fuerza de seguridad de los municipios no va a estar autorizada a detener por averiguación de antecedentes a presuntos sospechosos.


           El proyecto con estas modificaciones se votó con cómoda mayoría en la Cámara Baja y  los renovadores lo aprobaron en general y en particular. Granados no compartía muchos cambios (puntos a, b y d particularmente) ni tampoco la notoria participación de Saín pero celebró en su Ministerio de Seguridad la media sanción.


            Llegó  al Senado y  pocos imaginaron en ese momento es enorme tropiezo.  El Frente Renovador no parecía tener a priori una actitud de oposición. Massa había estado a favor  y nadie había objetado demasiado en Diputados. Sin embargo, en reuniones de Comisión, aparecieron Mario Meoni y Gustavo Posse con cuestionamientos muy severos: " Esta no es la policía que queremos. Esto que les quieren hacer votar es apenas un cuerpo de boy-scouts" y  el proyecto empezó a naufragar.

           Si se introducían modficaciones la ley debía volver a Diputados y la aprobación se complicaba. Se insistió en Senadores tratando de conseguir los votos que no tenían y los errores políticos se prolongaron durante largos 45 dias.  El massismo se emblocó en su oposición y no hubo ninguna posibilidad de convencer nunca a los senadores radicales y el representante del GEN que siempre recelaron de la ley. Hoy mandaron el proyecto a Comisión, a via muerta. Una ley sin padres, sin abogados defensores. El kirchnerismo nunca se enomoró del proyecto y no lo lamenta. El Frente Renovador dejó siempre en claro  que con estas características la norma no servia. Y lo mas paradojíco, Granados tampoco estaba convencido de esta herramienta tal cual se votaba. Pero los costos los paga el oficialismo, indudablemente. La herramienta que imaginó para dotar la provincia de mayor seguridad hoy es un proyecto cajoneado.