jueves, 25 de abril de 2024
   
 
12/6/2014
     
¿El macho de las encuestas?

Martín Insaurralde es el candidato que mejor mide, tanto en el FPV cómo en el massismo.

 
   Es un dirigente singular. Seguramente por una decisión propia, pero también porque tiene un adecuado capital que lo respalda. Martín Insaurralde no es un sciolista de pura cepa. Nunca sería en la provincia lo que Gustavo Marangoni es para el Gobernador en la ciudad de Buenos Aires. No es un kirchnerista histórico, no es  un hombre de La Cámpora, no pertenece  al  Movimiento Evita, ni al   grupo de barones del conurbano cómo Curto, Descalzo o Julio Pereyra.  Tampoco es massista. Siendo intendente de Lomas de Zamora nunca estuvo en el listado de los que podían cruzarse a Tigre en algún momento.

   Todas las mediciones son complejas hoy en la provincia de Buenos Aires. Y particularmente dependen, en el caso de los candidatos a la Gobernación, de a quién están acompañando.  Y ese dato corresponde analizarlo  en  Insaurralde y también los demás.  No es lo mismo ir en la provincia detrás de un presidenciable de alta intención de voto que acompañar a uno perdidoso. Históricamente en territorio bonaerense - salvo  Ruckauf f  que le ganó a Fernández Meijide cuando De la Rúa derrotó a Duhalde- siempre  el voto provincial acompaña al nacional.  Teniendo en cuenta esas consideraciones, el lomense es hoy quién tiene mayor nivel de conocimiento y una intención de voto que siempre supera a sus eventuales competidores.

      

   Su particular perfil lo llevó a ser el primer candidato del oficialismo frente a Massa hace un año y medio. Por supuesto que los resultados no fueron buenos. Perdió  pese a tener el respaldo de todo el aparato provincial y nacional. Está claro también que  no fue el responsable principal de la derrota ni mucho menos. La inflación , la inseguridad, la economía jugaron un partido que estaba muy por encima de cualquier posibilidad competitiva del novio de Jesica Cirio. Sin embargo, aquella derrota de ayer fortaleció  su capital politico presente de una manera notable.

     Cualquier intendente sabe que  convertirse en una referencia provincial representa una travesía que muy pocos culminan de manera satisfactoria. Y si no mirar lo que sucede con Fernando Espinoza, Darío Giustozzi, Gustavo Posse, Joaquín De la Torre entre otras.  Todos con el mismo desafío. Cómo hacer para que prestigio y votos atraviesen en algun momento los acotados límites de su propio territorio?

    Este es el principal capital político de Martín Insaurralde. Su campaña cómo primer diputado le permitió instalarse en toda la provincia durante largos cuatro o cinco meses. Antes de las PASO su cara iba pegada a la de CFK. Luego, antes de octubre, el ladero era Daniel Scioli.  En materia de figuración  mediática esto es impagable. Mas tarde, y no es una cuestión  menor, el vínculo con Jesica Cirio. La relación le permite un acceso a Mirta Legrand o Marcelo Tinelli que no tendría de ninguna manera si fuera solo el diputado Insaurralde. 

      Acá empieza el módico choque de culturas. Mas allá de las enormidades de Kunkel  ( "Anda recorriendo programas de TV con una bataclana") al resto de los diputados tampoco les convence esta forma de hacer política y  su no pertenencia específica a ninguno de los clanes. Pasa lo mismo entre sciolistas, kirchneristas y massistas. Porque tampoco lo cobijaron bien los renovadores. Después de un par de fotos en Tigre con Sergio Massa, Dario Giustozzi salió a cuestionarlo con dureza. Algunos argumentos pueden ser ciertos, pero escencialmente hay un tema: Si Insaurralde decide ser candidato por el massismo, las posibilidades de los otros renovadores se licúan muy notablemente.

       Asi es  el presente del protagonista. Con  objeciones por parte de sus pares pero  cuidado y protegido por quienes miran la película y las encuestas de toda la provincia. Sea Massa, Randazzo o el propio Scioli.  Todos tienen in pectore algún candidato mas afín. Pero d saben también que hoy el que arranca primero es Insaurralde. Y nadie por ahora quiere empezar una pelea a destiempo. Por eso lo cuidadan. Insaurralde lo sabe. Tanto que se permite un margen de maniobra personal impensado para todos los demás. 

      Ese es el esquema que funciona en torno a su figura.  En todos los campamentos lo pueden cuestionar por individualista y hasta por frívolo, pero llegan los números y se terminan los enojos. Por lo menos de quienes deciden. Todos saben, desde siempre, que primero hay que ganar. Las convicciones o preferencias pueden esperar.  El estilo Insaurralde puede no cerrarle a muchos, pero mide. Hay algo que importe mas en tiempo de elecciones?