sábado, 13 de diciembre de 2025
   
 
     
Sin ninguna duda

Exultante presencia de Javier Milei en el Congreso celebrando la llegada a una banca de muchos amigos y amigas y además un dato histórico: el peronismo era primera minoría en Diputados desde el año 1987, más allá de gobiernos radicales o del PRO. Hoy resignó esa condición. Los libertarios conformaron finalmente un bloque de 95 y postergaron al espacio presidido por Germán Martínez. Decisivo en este logro fue el entrerriano Francisco Morchio, muy cercano al Gobernador Rogelio Frigerio: "Mi vida política empezó hace más de diez años con el objetivo de terminar con el kirchnerismo. Por lo tanto no tuve un segundo de duda cuándo me plantearon que con mi integración al bloque libertario derrotábamos al peronismo".

    Las palabras de Morchio tienen tres significados:

                                                                                               a) No es menor el dato histórico. Hace cuarenta años el peronismo le ganaba la provincia de Buenos Aires a la UCR alfonsinista y a partir de allí siempre fue la primera minoría en la Cámara. Es cierto que pasaron los gobiernos de De la Rúa, Macri y hasta acá Javier Milei, pero siempre el bloque mayoritario puro era el PJ y los gobiernos de turno estaban obligados a complejas alianzas siempre transitorias para intentar llevar más o menos a puerto la gestión. 

                                                                                                 b) El peso del dato tiene mucho de simbólico y algo de cuestión práctica. La primera minoría es siempre la que tiene mayor peso para las presidencias y conformación de comisiones decisivas: Presupuesto y Hacienda, Justicia, Juicio Político, Trabajo. Es mucho más sencillo colocar los propios en estos espacios y de este modo facilitar la firma de dictámenes que deben ser tratados en el recinto. Para los libertarios es el paso del infierno al paraíso. De una representación miníma hasta acá a poder fijar condiciones por prepotencia de número.

                                                                                                    c) Lo más importante de lo dicho es lo político,  porque refleja con absoluta claridad la gran grieta argentina y el rol de Javier Milei. Francisco Morchio y demás integrantes del Congreso con origen PRO, radical o provincial manifiestan con rotunda contundecia que no hay camino del medio. El objetivo es terminar con el kirchnerismo y para eso hay que hacer lo que sea necesario. En este caso, abandonar el PRO y sumarse a los libertarios violetas. Puede haber varios debates secundarios: "Comprar o no reservas", que reforma laboral encaramos?, cómo debe ser la política con los gobernadores, alineamiento extremo o no con EEUU y Trump. Todo se puede discutir, menos coincidir con el peronismo y habilitar alguna posible derrota del Gobierno.

                      El oficialismo cuenta hoy con 95 diputados propios y el peronismo tiene 94. Tan decisiva  cómo Morchio para esta victoria libertaria es la decisión del catamarqueño Jalil, que le ordenó a tres diputados suyos que abandonen el PJ y conformen bloque propio.  En conjunto suman 189. Los otros 68 quedan dividios en bloques chicos de Provincias Unidas, la UCR y el PRO ( en un posible ejercicio de reanudar la conivencia practicada en Juntos por el Cambio), Innovación Federal de salteños y misioneros, algo de Encuentro Federal y la izquierda. Salvo este último bloque, los demás, a partir de lo que dice Morchio, casi que no tienen espacio para hacer antimileísmo. Podrán objetar algún inciso de algun algún artículo, pero el clivaje  será siempre a favor o en contra del pero-kirchnerismo. Y allí no hay opciones ni grises. El que mejor lo sabe es el Presidente.  En este esquema se va a desenvolver Martín Menem para sumar 129 y conformar mayorías que le permitan acelerar con el Presupuesto, la Reforma laboral, impositva y con el nuevo Código Penal. Hace cuatro años eran  Milei y Villarruel. Hace dos, sólo 6 senadores y 34 diputados.