viernes, 19 de abril de 2024
   
 
21/10/2021
     
Objeciones

El intento de un Acuerdo político con la oposición es parte de la escasa agenda positiva que el Gobierno intenta llevar a cabo en el medio de la derrota en las PASO, la pelea contra la inflación y las públicas diferencias internas. El 14 de noviembre sin embargo es por ahora un claro freno a cualquier intento de diálogo. El resultado de ese domingo es clave. La posición de los dialoguistas de ambos espacios. La unidad del FDT y JxC es un límite complejo para el avance de las negociaciones. El rol de los más duros. El realismo de los acuerdistas.

  El mensaje de los acuerdistas de uno y otro lado rezuma sentido común. Indican en concreto que el acuerdo con el FMI, las reformas impositivas,  laboral y judicial, la transformación educativa y otras escenciales necesitan imperativamente de un consenso amplio que supere el grado de adhesión de cualquier partido o alianza, que salvo en algún momento puntual apenas ha superado el 50 %. Las demandas sociales son cada vez más urgentes y la inestabilidad política de los últimos años refleja la incapacidad de los dos espacios mayoritarios para atender tales reclamos.

   Para el Gobierno, confundido y con un liderazgo en disputa a cielo abierto, algún acuerdo mínimo con la oposición y otros sectores sociales le representaría un esperado alivio. Un respiro. Del otro lado  los impulsores de sentarse a una mesa común y buscar coincidencias también manejan argumentos sólidos " Si no miramos lo sucedido en los cuatro años de Cambiemos no aprendimos nada. Promover el diálogo y el acuerdo significa tratar de facilitar nuestra próxima gestión de gobierno. No podés pensar siempre en el ahora. Tenés que imaginar el 23-27 sabiendo que con el FDT hay  que que seguir hablando siempre.. Está muy claro que si intentamos sólos fracasamos nosotros y ellos"

  El análisis puede ser muy racional pero deberá superar obstáculos complejos. El primero tiene mucha lógica: No se discute nada antes del 14 de noviembre. El lunes se ve cómo quedó parado cada uno y desde allí, eventualmente, se arranca o no. El otro tema muy sensible es la unidad de ambos frentes. Unidad hasta que duela y laboriosamente sostenida en ambos lados.  La idea acuerdista surgió de Sergio Massa y Horacio Rodriguez Larreta habló la semana pasada en IDEA  de políticas de consenso que incluyan al 70 % de los argentinos. Patricia Bullrich, titular del PRO, ya descartó la posibilidad. Por ahora sólo por el tema electoral pero ese argumento se termina en 20 dias. Su estrategia fue siempre confrontar. Por qué cambiar ahora y además plegandosé a una idea esbozada por un adversario suyo en la poblada interna presidencial amarilla? Y Macri? Y Carrio? Que rápido volvió a repetir sus históricas diferencias con Massa. Estos son los límites de la idea. El Jefe de Gobierno puede suponer que un acuerdo con parte de la oposición, pero nada indica que por la idea sacrifique un cm de la unidad con radicales, lilitos y dentro del propio PRO.

   Dentro del propio oficialismo la situación es similar. Todos coinciden en ordenar mínimamente la gestión pero poco o nada tiene una mínima claridad a partir de esa coincidencia. Quién conduce políticamente el acuerdo?  El Presidente convalidó explícitamente el llamamiento pero hay muchas cuestiones para ordenar.  Cuál es el rol de CFK?  Y el de Juan Manzur? 

   Siempre hubo instancias dialoguistas en la Argentina desde el retorno de la democracia. Alfonsín - Cafiero en el 87; Menem - Alfonsín en el 94 y Duhalde  -  Alfonsín en el 2001.  A  diferencia de esos momentos hoy no hay liderazgos tan marcados y las mesas de conducción son más ampliadas.  En ambos lados plantean acuerdos generacionales con dirigentes en torno a los 50 años y con responsabilidades y agendas parecidas en los próximos diez años gobierne quién gobierno. Tiene lógica, pero también está claro que se necesitaría una mirada, una perspectiva, una  capacidad de negociación que hoy no aparece cotidianamente en la dirigencia.