miércoles, 15 de enero de 2025
   
 
16/8/2021
     
De nadie

La previsible victoria de Gustavo Sáenz en Salta, participando con dos listas diferentes en su apoyo, ratifica la creciente idea del "provincialismo". Dirigentes que se fortalecen con armados propios mixturando peronistas y radicales y escapan de la dependencia de Buenos Aires. Misiones, Río Negro, Santiago del Estero y la histórica Neuquén cómo modelo. El cordobesismo y el futuro de Santa Fe según Agustín Rossi. El caso Jujuy.

   El primer registro porteño sobre Gustavo Sáenz  fue hace 6 años cuándo Sergio Massa lo eligió cómo candidato a Vice en la fórmula que peleaba contra Macri - Michetti y Scioli-Zaninni. En ese momento había ganado la Intendencia de la capital provincial y cuatro años después llegó a Gobernador.  Antes había empezado en políitica junto a Juan Carlos Romero, fue  Senador Provincial y perdió  un intento de reelección ante la candidata del PO.

   Ni bién se conoció su victoria el domingo señaló: "Hoy nace un nuevo movimiento en Salta, un nuevo movimiento provincial dónde abrimos la puerta, los brazos y el corazón a todos los salteños de bien que quieran acompañarnos para sacar a Salta adelante" Y afirmó luego "nunca necesité ni pedí la bendición de ningún dirigente nacional" Lo último no es novedad. Hace rato que cuándo uno pregunta si Salta es oficialista, si la provincia está alineada con el Gobierno Nacional, la respuesta es puro silencio.

  Los números del domingo no son extraordinarios pero cumplen cabalmente con los objetivos de Sáenz. Votó  sólo el 60 % del padrón, que supera por poco el millón de electores, con estos resultados: Gana Salta y Unidos por Salta, las dos listas referenciadas en el Gobernador, se quedó con 20 bancas de diputados sobre un total de 30, 9 Senadores sobre 12 y 38 convencionales de un total de 60.  La elección de los últimos obedece a una próxima reforma parcial de la Constitución. En la elección de sus  candidatos apuntó a  profesionales de los medios de comunicación de la provincia y  discursos muy distantes de las disputas nacionales.

   No es una novedad la experiencia pero el dato es su multiplicación. En Misiones el ex Gobernador Rovira conformó hace más de 10 años un gran acuerdo con parte del radicalismo y el "Frente de la Concordia" gana con comodidad las últimas elecciones. Gerardo Zamora asomó cómo radical en Santiago del Estero hace tres lustros pero su sociedad con parte del peronismo es muy firme y hoy no parece haber alguna oposición de peso en gestación. Alberto Weretilnek en Río Negro consiguió conformar un polo de poder propio al margen de peronistas y radicales y su espacio gobierna por tercera vez la provincia. La indepencia de Neuquén es histórica. El MPN de los hnos Sapag es imbatible electoralmente desde hace casi 60 años. Gerardo Morales no encabeza una gestión provincialista pero su vigencia también es consecuencia de una alianza muy firme con una parte del peronismo jujeño.

    En Córdoba José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti nunca renegaron del peronismo pero hace 20 años que se diferencian de cualquier estrategia nacional de la mano de su exitoso "cordobesismo". Tanta es la independencia que Agustín Rossi dice que hay que derrotar a Omar Perotti ahora para evitar que más temprano que tarde se sume a la misma caravana.

   La construcción independentista nunca es cómoda para el Gobierno central. Obliga a multiplicar negociaciones particulares en Diputados dónde el número para el quórum y las votaciones siempre es ajustado y por ahora se siente menos en el Senado. Marca además un camino por ahora no transitado en la profundización de diferencias entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio: en todos los casos apuntados se privilegian de manera notable las cuestiones de gestión sobre diferencias políticas o ideológicas.