jueves, 25 de abril de 2024
   
 
9/12/2019
     
Deseos

Abrazo Macri - Fernández: Comienzo de una relación mejor o detalle aislado de una calurosa despedida en Luján. Historia y presente de las divisiones políticas en la Argentina. Antecedentes complejos. El rechazo mutuo.

 El abrazo estuvo, la foto también. Podrá congelarse? Ser el marco adecuado para servir cómo comienzo SERIO de una etapa de conciliación nacional y menos grieta? Ojalá, pero hasta acá pareciera pertenecer más al marco de la voluntad que a una realidad posible. Está claro que las alianzas o frentes electorales no se conforman entre iguales. Son protagonistas distintos obligados a convivir y acordar bajo un mismo paraguas. En la historia reciente CAMBIEMOS es una muestra. La cohabitación entre Macri, Carrió y Cornejo u otros radicales nunca fue sencilla pero lograron llegar al final.. En el Frente de Todos recién empieza una experiencia que ya antes terminó mal entre Alberto Fernández, Cristina y Sergio Massa.

  Estos ensayos sin embargo no pueden considerarse cómo un antecedente auspicioso para la eventual superación de la grieta.  Mas aún, ambos multiespacios son su vigencia y consecuencia. Carrió  había sostenido varias veces que su límite era "Macri, un contrabandista". Tampoco hubo nunca demasiado "afecto societatis" entre el Presidente que se va y la UCR. Si unificaba a las partes un enorme rechazo ante la posible continuidad de cuatro años de perokirchnerismo en el Poder. La historia presente tiene similitudes. El único hijo rojo posible para encolumnar en el mismo camino a CFK, Alberto, Massa, Pino Solanas, Victoria Donda , Hugo Moyano y demás era el espanto común a cuatro años más de macrismo. 

   La salida de la grieta, la construcción de políticas de conciliación nacional requiere de otros presupuestos y no está claro que estén sobre la mesa, mas allá de lo auspicioso del encuentro de ayer. Puede haber dirigentes en singular que busquen un acercamiento sincero. Los propios Macri y Fernández, por ejemplo, o los conceptos parecidos de Marcos Peña y Eduardo Valdés. Mas allá de ellos, los argentinos en pugna siempre parecen ser dos bloques enormes bastante lejos de la reconcialición.

   Gustavo Lopetegui dijo ayer "Pensábamos que cómo eramos mejores que los anteriores no había forma de que nos fuera mal". No es el modo mas práctico de establecer empatía con el otro. Los desacuerdos fueron y son continuos: retenciones, justicia, medios, el Papa Francisco. El presente es muy complejo para buscar políticas comunes y el pasado sólo ahonda divisiones: Cambiemos puso animalitos en los billetes y el futuro oficialismo ama debatir la historia. Al macrismo ya le daba pereza  discutir los juicios a las Juntas en el 84 y para el Frente de Todos no hay mejor gimnasia política que revisitar el 45, el 55, 73 o los años kirchneristas.

 Cambienos llegó al poder hace cuatro años con la premisa de no aplicar nada de lo que hasta allí se venía haciendo en materia de políitca económica. Sobre el final tuvo que volver a programas cómo Ahora 12, atrasar  tarifas para intentar frenar la inflación y volver con un cepo mas duro que el que había heredado. Alberto Fernández y Martín Guzman prometen ahora respetar el intento de equilibrio fiscal que reciben de manos de Lacunza. Se verá. El diálogo cómo eje de lo que viene? Ojalá, pero recordemos que su principal impulsor en el Congreso fue Emilio Monzó y por ral motivo ignorado durante cuatro años por el propio Poder Ejecutivo.

  La Justicia tampoco muestra el mejor escenario. El Frente de Todos llega con denuncias de "Lawfare"  de la propia Cristina contra el Gobierno que se va, jueces amigos y medios. Piensa lo mismo Fernández? Puede trabajar el Presidente que viene para un Poder Judicial diferente? 

 El dato histórico sobre que siembre hubo grieta en la Argentina (unitarios y federales, radicales y conservadores, peronistas y antiperonistas) es cierto pero también es verdad otra cosa: los cinco primeros años kirchneristas fueron de mucha propensión a la unidad y buena relación con los medios. La pelea por la 125 marcó el comienzo de diferencias nunca saldadas y tampoco incomodó al macrismo, definido en aquellos años cómo "el partido del ballotage":  No soy una mayoría, es difícil incluso que llegue al 40 %, pero siempre tengo al mejor candidato para poder ganarle al peronismo. Funcionó en la ciudad contra Filmus y en Nación contra Scioli. A ellos tampoco, en función de estrategia electoral, les redituaba abandonar la grieta. 

  Mañana empieza Alberto Fernández  y termina Mauricio Macri. La foto del abrazo está. Conseguirla fue un mérito importante, pero mucho mas sencillo que poder articular futuras estrategias de unidad.