miércoles, 15 de enero de 2025
   
 
7/8/2017
     
Rebelde Bs.As.

A cinco dias de las PASO el oficialismo sigue sin entender demasiado la adhesión recibida en la provincia por CFK. La respuesta a mano es hablar de una "sociedad resignada". La verdad parece mas compleja. El voto imprevisible y opositor tiene una historia larga y diversa.

    Florencio Randazzo contó hace poco, con sinceridad, que nunca pensó que Cristina Fernández  iba a a volver a presentarse cómo candidata  y por eso comenzó su intento de encabezar el pos kirchnerismo en la provincia.  Habrá pensado lo mismo la conducción de Cambiemos? Mas allá de las hipótesis el oficialismo afronta hoy un doble problema en el principal distrito del país: La posibilidad de una derrota y frente a su adversaria fetiche. Esta es la foto del 7 de agosto. Visto en persepectiva tal vez no sea el peor escenario:  Porqué en octubre el partido se juega de otra manera y porque la ex presidenta sigue teniendo en términos electorales un techo bajo.

  La coyuntura sin embargo es un problema serio. Gladys González indicó hoy que el votante de Unidad Ciudadana es un "votante resignado", que "no espera nada de una dirigencia que no le cumplió nada". Será asi?  En tal caso sería mas difícil de explicar porqué insiste en convalidar con su apoyo a aquellos que "se olvidaron de los mas necesitados durante 25 años"  Cambiemos dice también "que los cambios ya están llegando pero siempre demoran un poco más en ser percibidos por los sectores mas humildes" Pregunta. No hay herramientas desde el estado o la economía para modificar esas prioridades, que los que mas necesitan sean los que menos esperen?

  La historia de la provincia en los últimos 30 años, por lo menos, es dueña de un comportamiento singular que va mucho mas allá de las interpretaciones de una encuesta. Es el reflejo de una sociedad libre, autónoma, lejos de la resignación y con ejemplos diversos:

    

    2015   El todopoderoso peronismo gobernaba a nivel provincial, en centenares de municipios y el candidato a Gobernador era el Jefe de Gabinete de CFK. Pero las elecciónes las ganó María Eugenia "Heidi" Vidal contra todos los pronósticos. En dos años llegó de Morón a La Plata cuando en las parlamentarias anteriores el PRO ni siquiera había presentado lista propia.

   2013   Eleccciones de medio término y ganó Sergio Massa. La ex Presidenta venía de un 54 % y perdió frente al Intendente de Tigre. Parecía imposible pero la sociedad lo convalidó con su voto y a Martín Insaurralde jamás le alcanzó el impulso que pretendían darle CFK y Daniel Scioli.

   2009  Gana De Narváez y pierde Néstor Kirchner. El primero encabezó un acuerdo con Macri y Felipe Solá y el segundo se hizo acompañar en la lista por Scioli y Massa. Es cierto, el Gobierno Nacional todavía no se había recuperado de la derrota por la 125 pero igual fue una enorme sorpresa. Era la lucha entre un casi aprendiz de la política  frente a quién venía de ser Presidente de la Nación. 

   Los ejemplos se repiten. En el 2005 Cristina Fernández era una recién llegada a la provincia y le ganó por casi 30 puntos a Chiche Duhalde, responsable de la acción social del territoria en los pasados diez años.  En el principio de la vida democrática post golpe un poco conocido médico de Saladillo (Armendáriz) había derrotado a todo el aparato gremial de Herminio Iglesias. Cuatro años después, empero, los bonaerenses otra vez eligieron opositores y Antonio Cafiero derrotó a Juan Manuel Casella, candidato de Ricardo Alfonsín. La provincia nunca es predecible. En el 90 el Gobernador peronista, en acuerdo con la UCR de Moreau y Storani intentó modificar la Constitución y juntos perdieron frente a la UCD de Alsogaray y Albamonte. En el 95, otra caja de Pandora. Graciela Fernández Meijide, hasta allí candidata tipicamente porteña, venció en otras parlamentarias a la propia esposa del Gobernador Duhalde, jefe de un entramado punteril que parecía sobrevivir a cualquier estructura nacional.

  Esto es la provincia. El imaginario colectivo menciona siempre al electorado de la Capital cómo veleidoso y poco afecto a tradiciones partidarias. Con menos vidriera la enorme y desigual Buenos Aires también puede demostrar que "no se casa con nadie".